REFLEXIÓN TRAS OIR AL Sr. GABILONDO
Tras oír la excelente reflexión del Sr. Gabilondo sobre la situación de los valores que conducen nuestra sociedad actual, se produce en mi mente el mismo efecto que si golpeasen con una piedra el parabrisas de un coche...mil cristalitos aparecen fragmentados...independientes, pero formando un mismo problema: algo, sin duda ninguna, se ha roto, ha quedado destrozado y tiene difícil solución.
En la raíz del problema el Sr. Gabilondo sitúa, acertadamente , a esos “padres colegas”, insumisos de la responsabilidad que por deber natural poseen con sus hijos que es aleccionar, conducir y rectificar en una serie de valores inmutables como son el esfuerzo por ser mejores personas, la responsabilidad en las acciones, la asunción y resolución de los errores… Esos padres que han quedado confundidos en que lo material: dar al hijo todo lo que desee, es mucho más importante que lo inmaterial: dar a su hijo criterios para saber convivir, ser honestos y responsables. No es lo mismo lo que su hijo desea sino lo que necesita. Entre uno y otro (el deseo y la necesidad) hay una palabra que aprendemos a decir en nuestros primeros balbuceos: NO. Efectivamente ESO NO SE HACE…
Magistralmente el Sr. Gabilondo alude a la integración de esos padres en una especie de “plataforma” contraria al dictamen del Juez. ¿No es sin duda una telaraña tejida malintencionadamente la que arrastra a padres, que en ausencia de criterio personal, hace lo que ve en el vecino? Es decir, actuamos en función de lo que hacen los otros, aunque eso esté mal, por no destacar , en este caso “no vaya a pensar mi hijo que lo dejo en la estacada cuando los otros padres defienden a capa y espada a esos descerebrados” ( muy español eso de no destacar)
De manera lógica aparece en esta reflexión una coletilla a la cual ya nos hemos habituado sin reflexionar sobre ello: el fracaso escolar. Ese fracaso escolar que hace al maestro/profesor la diana de todos los males del país, el nuevo chivo expiatorio. Se convierte al docente en el responsable de la incapacidad de socialización de buena parte de los niños y adolescentes… se les retira la necesaria autoridad, se les pone en duda su profesionalidad y su criterio, porque es mucho mejor encontrar a alguien a quien señalar (“A mi hijo lo han suspendido”), que asumir deficiencias y errores (“mi hijo ha suspendido y no le he podido o sabido ayudar”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario